Ion-litio, redox, plomo, sodio… te contamos qué hay detrás de cada opción.

La integración de sistemas de almacenamiento en plantas industriales que combinan cogeneración y energías renovables es una tendencia clave para garantizar la seguridad, estabilidad y rentabilidad del suministro energético. El almacenamiento de energía es clave en la transición ecológica porque resuelve uno de los principales desafíos de las energías renovables: su intermitencia y la dificultad para gestionar la generación en tiempo real. Las fuentes renovables dependen de factores climáticos y no siempre producen electricidad cuando la demanda es más alta. El almacenamiento resuelve este problema ya que permite guardar el excedente de energía generado en momentos de baja demanda y liberarlo cuando la producción renovable es insuficiente o la demanda aumenta.

De este modo, el almacenamiento facilita la integración de renovables en el sistema eléctrico, maximizando el aprovechamiento de cada megavatio generado. Además, aporta flexibilidad, estabilidad y seguridad a la red, ya que puede responder rápidamente a fluctuaciones en la demanda y la generación, estabilizando el sistema y reduciendo la vulnerabilidad ante cortes o picos de consumo. Al permitir sustituir generación convencional por renovable almacenada, el almacenamiento reduce la dependencia de combustibles fósiles y contribuye de forma decisiva a la descarbonización y a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Por otra parte, el almacenamiento optimiza los recursos y la infraestructura eléctrica, evitando inversiones innecesarias en generación adicional y reduciendo la congestión de la red. También contribuye a fijar precios más estables en el mercado eléctrico, al poder liberar energía almacenada en momentos de alta demanda y precios elevados.

Todos estos beneficios redundan en un sistema energético más limpio, eficiente y resiliente, acelerando la transición ecológica y el cumplimiento de los objetivos climáticos globales. Por ello, en Grupo Neoelectra apostamos por los sistemas de almacenamiento.

Existen varias tecnologías de baterías que destacan por su uso, eficiencia y ventajas en estos entornos:

Baterías de ion-litio

  • Son las más utilizadas en aplicaciones industriales y renovables por su alta densidad energética, larga vida útil y eficiencia de carga/descarga.
  • Permiten una gestión eficiente de la intermitencia de la energía solar y eólica, facilitando su integración en la red y el autoconsumo industrial.
  • Como principales ventajas, presentan una rápida respuesta, alta eficiencia (hasta 95%), escalabilidad y reducción de costes operativos, por lo que a día de hoy son de las más competitivas.

Baterías de flujo redox

  • Utilizan electrolitos líquidos almacenados en tanques externos, lo que permite ampliar la capacidad simplemente aumentando el volumen de los tanques.
  • Son ideales para almacenamiento de gran capacidad y larga duración, especialmente en instalaciones a gran escala como parques solares y eólicos.
  • Ventajas: larga vida útil (más de 10.000 ciclos), alta seguridad, fácil mantenimiento y posibilidad de descarga profunda sin degradación significativa. Sin embargo, su producción a gran escala continúa siendo un reto.

Baterías de plomo-ácido y variantes avanzadas (plomo-carbono, VRLA, gel)

  • Aunque menos densas energéticamente, siguen siendo una opción robusta y económica para aplicaciones estacionarias, especialmente en instalaciones donde el coste inicial es un factor clave.
  • Las variantes como plomo-carbono y VRLA (reguladas por válvula) ofrecen mejoras en durabilidad y resistencia a ciclos profundos, haciéndolas aptas para aplicaciones solares y de respaldo.
  • Ventajas: bajo coste, reciclabilidad, tecnología madura y disponibilidad global.

Baterías de ion-sodio

  • Alternativa emergente, más sostenible y económica que el litio, gracias a la abundancia del sodio.
  • Aunque su densidad energética es menor, los avances recientes las están posicionando como una opción viable para almacenamiento estacionario y aplicaciones industriales.

Ventajas de integrar baterías en plantas industriales

  • Estabilidad y seguridad del sistema energético: Las baterías actúan como amortiguadores, absorbiendo picos de generación y liberando energía cuando la producción renovable disminuye, evitando apagones y mejorando la resiliencia de la red.
  • Aliadas de las energías renovables: Permiten maximizar el aprovechamiento de la energía limpia generada y reducir la dependencia de combustibles fósiles, facilitando la descarbonización industrial.
  • Fijación de precios y reducción de costes: Al almacenar energía en momentos de baja demanda y liberarla en horas pico, las baterías ayudan a estabilizar los precios eléctricos y reducir la factura energética de la industria.
  • Servicios auxiliares: Proporcionan inercia y control de tensión, funciones clave para la estabilidad de la red, especialmente en sistemas con alta penetración renovable.

Grupo Neoelectra: innovación en integración de baterías

En Grupo Neoelectra estamos comprometidos con la transición energética y la descarbonización industrial. Actualmente desarrollamos proyectos que integran sistemas de almacenamiento en nuestras plantas de cogeneración y renovables. Estas iniciativas nos posicionan a la vanguardia en soluciones energéticas sostenibles y resilientes para la industria.

“Los sistemas de almacenamiento de energía se han convertido en la pieza clave de la transición energética. No solo facilitan la descarbonización de la industria, sino que aportan mayor estabilidad y seguridad al suministro eléctrico del industrial, y permiten, a su vez, optimizar los costes de adquisición de la energía.”, tal y como subraya Óscar Soca, director de proyectos de Grupo Neoelectra.

La integración de baterías en plantas industriales no solo significa seguridad y estabilidad, sino que es un pilar fundamental para la competitividad y sostenibilidad del sector energético.